La que está siempre dispuesta a contar un cuento, una historia, cantar una canción, hacer un juego de marionetas, dedos o un teatrillo. La mamá de día improvisa a sabiendas de que a veces su propuesta es un éxito y otras no. Porque lo que ocurre con los niños/as, cuando ellos/as deciden, es imprevisible y esa es parte de la magia.
Siempre dispuesta a ofrecer una palabra de afecto o aliento, una caricia o un abrazo. Y dispuesta a darlo solo si el niño o niña lo quiere, ella antes pide permiso.
La madre de día es la que se sienta en el suelo, en un taburete bajo o un cojín, pasa el día a la altura de los/as pequeños/as. Rodeada de sus manitas, pies y movimientos inesperados y veces se lleva algún tropiezo o golpe no previsto y otras algún renacuajo/a se sube a sus piernas y ella los/as acoge con alegría.
Siempre dispuesta a interpretar papeles, esconderse, hacer cosquillas, a introducirse en el mundo de la fantasía.
La madre de día es la que está silencio cuando todo fluye y la que habla bajito y camina despacio, siempre pendiente del ambiente.
Una madre de día sabe que la presencia y el amor incondicional crean un lazo con los niños y niñas donde lo que da y recibe es una ida y venida, tan auténtica, que embriaga de emoción y llega al corazón.
La madre de día casi siempre es mamá y trata a los/as pequeños/as como a sus hijos/as porque eso esperan los/as niños/as a su corta edad.
La madre de día sabe que los dos grandes amores de sus niños son Mamá y Papá y que ella tiene el privilegio de acompañar unas horas al día al tesoro más preciado de esas personas.
Una madre de día es, ella misma. Porque no hay otra forma de relacionarse con los/as niños/as, ellos/as leen nuestra energía.
Soy Silvia Mamá de Día La Madeja de Leo , te vienes? 629269111